Claves para elegir el sofá perfecto y duradero

El sofá representa, sin duda, uno de los centros neurálgicos de un hogar. Más allá de su importancia decorativa en la ambientación del salón, este mueble soporta y atrae la presencia y el peso de todos los miembros de la familia. Más que un asiento, es también nuestra butaca de cine en casa, rincón de lectura, zona de tertulia… Te damos todas las claves y solución a todas tus dudas. Una guía infalible para renovarlo y triunfar.
1. El tamaño sí importa
Comenzaremos a preocuparnos por el tamaño, estilo y composición. Lo primero será medir la habitación donde colocaremos el sofá y decidir cuánto espacio queremos dedicarle. En cuanto a la forma, en un salón pequeño, elegir sofás en forma de “L” o chaise longue, es una opción más práctica que los típicos 3+2… ¿Un truco? Cuando vayas a comprar el sofá lleva contigo: las medidas del salón, su distribución y, aunque pueda parecer obvio decirlo, cuántas personas lo utilizarán a diario.
2. La ergonomía también
Un buen sofá debe de ser algo blando en la zona lumbar y debemos evitar aquellos en los que sintamos que nos deslizamos hacia abajo. La media de un reposabrazos ideal es de unos 15 o 20 cm pero, como en todo, el sentido en común y el uso que le demos es lo primero a tener en cuenta. ¿Otra opción? Reposabrazos adaptables. Si lo que buscamos es comodidad, la profundidad de asiento recomendable suele ser de los 65 a los 75 centímetros, mientras que la altura del respaldo debe ser entre 80 y 90.
3. Encuentra el tuyo con un extra
Que tenga almacenaje, con asientos extraíbles, chaise longe, cama… Analiza tus necesidades. Valora la calidad de los materiales por encima de que tenga mil usos.
Con sitio para guardar. Hay sofás con espacio bajo el asiento de la chaise longue, ideales para guardar mantas o cojines. Y otros con estantes en los laterales de los brazos, perfectos para guardar objetos pequeños como libros y mandos.
Con tecnología. Los sofás con asientos deslizantes sincronizados con los respaldos se convierten en tumbonas en menos de un minuto. También los hay con altavoces integrados que se pueden conectar al móvil o a la tele.
Los pufs o las mesitas nido. Son buenos aliados para jugar con el espacio. Son ligeros, se cambian de sitio fácilmente y podemos darles varios usos. Ayudan, junto con las alfombras, a diferenciar ambientes e incluso a abrir o cerrar un espacio, según necesites.
4. Firme para que no se deforme
¿Queremos un sofá blando o duro? Normalmente, la respuesta correcta es: ni demasiado duro ni demasiado blando. La firmeza y la solidez del mueble dependerán en gran medida del relleno de los asientos, respaldos y en algunos casos de los reposabrazos. Asegúrate de que escoges un material de alta densidad y transpirable.
Para los asientos, la pluma de oca o pato por su comodidad –aunque su precio es alto–. Otras buenas opciones son la viscoelástica, los muelles o la espuma de poliuretano HR, que tiene una gran resistencia y durabilidad, y además se deforma poco. Los respaldos deben ser de pluma, de fibra hueca siliconada de alta recuperación o de espuma HR. Un relleno de debe tener como mínimo una densidad de 30 kg en el asiento y de 20 kg en el respaldo.
5. Por dentro y por fuera
Si queremos un sofá resistente, que se mantenga en buenas condiciones a lo largo de los años, nada mejor que fijarse en la rigidez de la estructura. Puedes comprobar si la armadura de la pieza que te gusta es suficientemente firme levantado el sofá por uno de los costados. Si es muy fácil de levantar será mejor que elijas otro modelo. Los más recomendables son los armazones con estructura de madera maciza sin nudos o de acero o aluminio. Por cierto, si las patas forman parte de la propia estructura del sofá te asegurarás que duren mucho más y de que no cojee nunca a pesar de que lo muevas.
6. Una buena tapicería: el factor determinante
Otro factor que determina la resistencia del sofá es que sea transpirable. Y para eso, es básico el tapizado. Además, cuanto más transpirable, mayor confort dará.
• Algodón: Una tapicería resistente y no se deforma con facilidad. Muy elástica y fresca que la hace ideal para dar un look natural a tu sofá y con ello, a tu salón. La encontramos en mil colores y estampados, es una tapicería muy adaptable a todo tipo de decoración.
• Chenilla: Muy suave al tener una mezcla de tejidos que le dan un acabado aterciopelado. Con mezcla de fibras sintéticas y naturales es más resistente y se arruga menos. Es cambiante por su efecto tornasolado, que hace que modifique su color según la luz que recibe.
• Piel: Resiste bien el paso del tiempo. E incluso desgastada tiene un plus decorativo. Adaptable a todo tipo de ambientes, desde los más modernos a los más clásicos. Fácil de limpiar con un paño humedecido en agua y con crema especial cada 4 o 6 meses.
• Con tratamiento “Aqua Clean”: Un nuevo material que se caracteriza por su resistencia a las manchas. Permite eliminar cualquier mancha solo con agua. Con variedad tanto de texturas como de colores, esta tapicería se adapta a cualquier estilo.
• Safe Front: Una protección contra los ácaros, hongos y bacterias. Un método ecológico y sencillo. Especialmente útil para los hogares con mascotas debido a la proliferación de ácaros de polvo y bacterias en estos animales.
7. ¿Qué colores elegir?
Suele ser lo que más nos cuesta decidir. El color que se elija puede coincidir con el resto de la decoración en líneas generales o se puede coordinar con ciertos elementos clave. También puede ser la pieza que se destaca sin tener que coincidir con nada. Los sofás más combinables son los lisos de color neutro, pastel o tierra. Frente a los lisos están los de rayas, que estilizan el mueble, los de cuadros, que dan sensación de más volumen, o los que llevan estampados, que quedan bien en espacios amplios y con mucha luz.
Las chenillas lisas con aspecto de terciopelo son a prueba de niños y gatos, totalmente recomendables. Ten en cuenta que el color y textil que elijas lo vas a tener en todas las estaciones del año, lo que sí podrás cambiar con más facilidad son los cojines decorativos según la temporada o pasarte al mundo de las fundas, una manera de cambiar el aspecto de tu sofá cada estación. Dos en uno, estilo y protección.
Y para terminar, lo más importante de todo: ¡pruébalo antes de comprarlo! Siéntate y recuéstate en diferentes sofás para ver en cuál te encuentras más cómodo. Además de ser un una prueba muy agradable, es la única manera de asegurarte de que realmente aciertas con la elección.